Felipe González, expresidente
del Gobierno y exsercretario general, es una figura muy importante en
las filas del PSOE. Sus declaraciones y entrevistas son
examinadas con lupa, en busca de cualquier palabra malsonante. La última entrevista, publicada por el periódico El
País, ha vuelto a traer cola.
En su análisis sobre la decadencia que
está viviendo la política española habla de regeneración. La
necesidad de un proyecto reformista para retomar el camino del
crecimiento y la prosperidad.. Así como la recuperación de los
derechos perdidos en los últimos años del gobierno de Rajoy.
El señor González se muestra
crítico con las políticas a golpe de decretazo que el PP ha
impuesto. La total falta de diálogo, consecuencia de la mayoría
absoluta. No olvidemos que los españoles quisimos lo que tenemos. Y con la
falta de responsabilidad de Rajoy cuando rechazó presentarse
al primer debate de investidura, dejando en manos de otros una
obligación que en primer lugar le corresponde. Sin embargo, ¿cómo
puede pedir que ni PP ni PSOE se interpongan a que el otro gobierne?.
Para Felipe González la
solución pasa por un gobierno progresista y reformista. Dicho así uno puede pensar que se refiere a una gran coalición de izquierdas,
un pacto a la portuguesa como lo denominan. Pero no, no es eso a lo
que se refiere. Al hablar de coaliciones no se atreve a mojarse,
Baraja todas las opciones sin decantarse por alguna de ellas. La
única opción no viable es el pacto entre Podemos y PSOE.
La idea del expresidente sobre los podemitas es la de un partido
liquidacionista y oportunista. Punto en el que se puede estar de
acuerdo con él. Pero entre gobernar con el apoyo de los podemitas o
los populares, creo que no hay mucho sobre lo que discutir.
Gobernar con el PP supondría
apoyar a la corrupción y la perdida total de votantes, ojo, y
militantes por parte del PSOE. Durante cuatro años ha quedado
más que demostrada la nula voluntad de los populares de luchar por el crecimiento y bienestar de los ciudadanos. Otra cosa es si
hablamos del crecimiento de sus bolsillos, entonces se ponen manos a
la obra en el momento.
Por lo tanto, por muy importante que
sea la figura de Felipe González,
los logros que consiguió y el nivel al que elevó a nuestro país,
declaraciones así manchan su trayectoria y dan a pensar que los
ideales por los que un día luchó como socialista se han quedado en
el camino.